
PIOTR ILICH CHAIKÓVSKI: Romeo y Julieta, Obertura fantasía
ROBERT SCHUMANN: Konzcertstück para cuatro trompas y orquesta, en Fa Mayor, Op.86
RICHARD STRAUSS: El caballero de la rosa, Suite TrV 227d, Op.59
Trompa I: Matías Piñeira
Trompa II: Joaquín Morillo Rico
Trompa III: Juan Manuel Gómez
Trompa IV: Adrián Díaz Martínez
Directora: Shi-Yeon Sung
Notas al programa
“¿Qué hay en un nombre?” La frase que el bardo inglés puso en boca de Julieta vale para la música de Chaikóvski. No existen palabras para describir la intensidad con la que la pasión, se manifiesta en el “tema del amor” de esta Obertura-Fantasía. El compositor ruso vertió sus sentimientos, siempre volcánicos, al tiempo que construía una pieza orquestalmente perfecta, supremo ejemplo de música programática.
Entre la rosa de Strauss y la de Shakespeare, las cuatro trompas del concierto de Schumann se nos figuran doradas rosas de latón y níquel, impregnadas del perfume del romanticismo alemán. El trompista chileno Matías Piñeira, solista de la Filarmónica de Múnich, comanda la interpretación de esta pieza compuesta en 1849. En ella Robert Schumann dotó a este heroico instrumento de espectaculares cualidades expresivas.
Un rayo de luz imperial despunta en la alcoba de la Mariscala, en los jardines perfumados de Viena el portador de la rosa de plata deja una estela de valses vertiginosos. Cuando Richard Strauss estrenó la ópera El caballero de la rosa sobre el magistral libreto del poeta Hugo von Hofmannsthal en 1911, nadie podía presagiar el desmoronamiento del Imperio Austrohúngaro, del que quizá esta obra fue el canto del cisne. Su éxito fue mundial y clamoroso, y sigue siendo hoy una de las óperas más representadas. La suite que arregló Strauss, en la que destacan los valses danubianos, nos transporta a los salones clásicos y barrocos de la época de la emperatriz María Teresa de Austria y Wolfgang Amadeus Mozart.
José María Jurado García-Posada